Mudanza

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Nos mudamos a http://lapapada.wordpress.com/, aquí no hay nada que ver, dispérsense.

Death Wish I-V (1974-1994)

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Tras otros mil meses de silencio la Papada de George Lucas regresa con fuerza con un quíntuple post espentacular en el que analizamos la desbarrante saga Death Wish de Charles bigotitos Bronson. Honor, plomo y sangre son sustituidos por Punkis, bigotes y pistolones en cinco películas ultraviolentas y ultragilipollas que harán las delicias de los cinéfagos menos exigentes.

Pero no nos llevemos a engaños, no vamos a analizar las cinco películas una a una porque #1 Somos unos putos vagos y #2 Las cinco películas son básicamente la misma película.

Y es que en Death Wish la estructura siempre es la siguiente:

-Unos punkys matan/violan a un ser querido del bueno de Paul Kersey, el personaje interpretado por Bronson.

-Kersey se venga a balazos porque la ley y la justicia ordinarias son incapaces de ayudarle.

Y ya está, ¿para qué necesitas más?

Para acabar de aclarar de qué estamos hablando vayamos con unos microresúmenes de cada una de las entregas de la saga.

Death Wish I: Matan a la mujer de Bronson y violan a su hija dejándola catatónica así que Bronson se lía a tiros con todo punky que se encuentra por la calle sin preocuparse nunca de buscar a los punkys que realmente le destrozaron la vida.

Death Wish II: Violan a su sirvienta (¿?) y de nuevo a su hija -aún catatónica-. La hija acaba saltando por una ventana ensartándose en los pinchos de una valla y Bronson se venga, esta vez sí, de los punkys que le afrentaron.

Death Wish III: Matan a un amigo suyo y más adelante también a una chica con la que Charles había follado la noche anterior. Charles no reacciona demasiado bien y monta una guerra urbana de cojones en la que destruye más edificios que en un combate de los Power Ranger. La esencia de Death Wish 3 queda resumida perfectamente en esta escena:


-¡Le han robado el pan a esa señora!
-¡Esto es la guerra!


Death Wish IV: La hija de su nueva pareja muere de sobredosis y Bronson comienza una batalla particular contra el narcotráfico. A la postre su nueva pareja también es asesinada -Sí, se veía venir-. En una escena mágica en la que la madre de la niña muerta por sobredosis está investigando sobre los peligros de las drogas para escribir un artículo sobre ello en el periódico en el que trabaja, un médico forense le enseña el cadáver de un chico al que le ha explotado una pipa de cocaína en la cara.

Death Wish V: A su prometida le desfiguran la cara y poco después la matan unos tíos que blanquean dinero a través de pasarelas de moda. O eso me pareció entender porque no explican demasiado bien nada de lo que pasa salvo que a Bronson no le gusta que esté pasando. Por cierto, que montan un drama increíble con lo de la desfiguración de la cara y al final son cuatro rasguños.

Me llllssaaammoo Jossshepshhhhine Merrrrrick

De los anteriores microresúmenes podemos sacar una valiosa lección: Ligar con Charles Bronson equivale a morir.

Siendo fieles a la realidad -aunque sólo sea por un día- La primera de las cinco películas sí que es diferente a las demás. En Death Wish I Charles Bronson sufre cuando mata, llora y vomita con los nervios que le provocan sus asesinatos. En definitiva: todavía es un pusilánime.

Es a partir de la segunda entrega cuando la pentalogía comienza a cobrar sentido. Charles Bronson deja atrás por fin sus ridículos remilgos y se destapa como un justiciero de los que desgraciadamente ya no quedan. Un ejemplo para una sociedad corrupta y peligrosamente afeminada que necesita héroes y bigotes con urgencia. Paul Kersey representa el espíritu de los pioneros estadounidenses, de los últimos hombres de verdad que poblaron el continente americano exterminando indios y búfalos como si no hubiera un mañana. Paul Kersey es el último heredero de esa estirpe de héroes que fundaron una nación a golpe de Colt.

¿Quién no se ha sentido desprotegido alguna vez en este mundo? ¿Quién no ha dejado de ir a denunciar un robo de algo de poco valor, como, no sé, una bolsa de Pandilla Drakis, por miedo a que la policía se riera de él? Yo os lo diré: Paul Kersey. A Paul Kersey le importa una mierda todo. Si incumples la ley, mueres, así de sencillo y así de fácil. Tiro por la espalda. Y le importa tres culos provocar él mismo los robos para justificar sus ejecuciones. Y sino mirad como contonea la cámara de fotos a lo turista despistado en una noche en el Bronx en la siguiente escena...





La pentalogía desgraciadamente llega a su máximo esplendor de violencia en su tercera entrega y en las dos siguientes el huracán de balas y destrucción sin sentido amaina. Sin embargo, aunque la violencia de un bajón LO RANCIO hace su aparición: Muñecos y muertes estúpidas aparecen por doquier para alegrarnos las dos últimas entregas de una saga ya legendaria.



En el siguiente gráfico se puede apreciar el perfecto equilibrio estético-dramático a lo largo de las cinco entregas de Death Wish sostenido por la constante longitud bigotil de Bronson.




La figura de acción de Machete se vende por separado.

The bazooka, Charles?

Como ocurría con C.H.U.D. Los traductores de títulos se volvieron locos con Death Wish y donde había una única saga crearon dos y dejaron a la última huérfana por arte de birlibirloque:

Death Wish - El justiciero de la ciudad.
Death Wish II - Yo soy la justicia.
Death Wish III - El justiciero de la noche.
Death Wish IV - Yo soy la justicia 2.
Death Wish V (The face of death) - El rostro de la muerte.

Os amamos traductores de títulos de películas al castellano. Os amamos a morir.

Lo mejor:
  • La tercera entrega.
  • El bigote de Charles Bronson.
  • El hiératismo de Bronson. A su lado Steven Seagal parece Jack Nicholson encocado.
  • Los pistolones.
Lo peor:
  • La saga llega a su climax en la tercera entrega, las dos siguientes sobran. Pese a todos sus muñecos explosivos.
  • CIERTO tufillo fascista.
El Papad-o-Matic 2010 ha decidido otorgarle de media a toda la saga tres bigotudas papadas rellenas de casposidad fílmica de primer nivel.




C.H.U.D. 2 (1989)

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En la Papada de George Lucas nos volvemos a adelantar despreocupadamente a la lógica y analizamos la segunda parte de C.H.U.D. sin haber analizado la primera ¿Por qué? Pues porque es nuestro blog y si no te gusta te vas a tu puta casa ¿ok? No, en serio, es que la primera era tan aburrida que no merecía una entrada completa. Ni siquiera en este blog.

Sin embargo conviene decir un par de cosas sobre la primera entrega. Y es que nunca antes el caprichoso ingenio de los creativos traductores de títulos en España se había puesto tan a prueba como con C.H.U.D. Esos héroes anónimos se enfrentaron a un nuevo reto, un reto acronímico de siglas endemoniadas capaces de hacer perder la cordura a los diver-traductores más sensatos.

C.H.U.D en inglés significa Canibalistic Humanoid Underground Dwellers, algo así como moradores caníbales humanoides del subsuelo. Las dos primeras letras se pueden traducir directamente sin pérdida de significado... ¿Pero y las dos últimas?

-¡No hay ningún sinónimo de subsuelo que empiece por U en español!
-¡Ni de moradores que empiece por D!

-Debieron exclamar con gran regocijo los traductores pues empezaban a ver vía libre para alguna de sus aberraciones-.

-¡Hagamos lo que nos salga de los cojones!
-¡Criminal!
-¿Qué te parece... Caníbales Humanoides Ululantes Demoniacos?
-¡Criminal!

Y así es como, amigos, C.H.U.D. en castellano se titula Caníbales Humanoides Ululantes Demoniacos. Que bien podría titularse Caníbales Humanoides Ultravioletas Dominicanos, Caníbales Humanoides Urticantes Dinámicos o Caníbales Humanoides Universitarios Deficientes. Da igual, ni en C.H.U.D 1 ni en C.H.U.D 2 los caníbales son demoniacos ni ululan en ningún momento.

Las dos entregas de C.H.U.D. pertenecen al subgénero de películas en las que un oficial del ejército potencialmente desequilibrado se obsesiona con la creación de supersoldados, ya sean cyborgs, ninjas o cadáveres resucitados (véanse Solo: el destructor, American Ninja 1,2 y 3 y Soldado Universal).


-Mira mamá, ¡empujo un carro de la compra invisible!
-Estamos orgullosos de tí.

Como el cine se ha encargado de enseñarnos película tras película esos experimentos acaban invariablemente en fracaso. Pero es que en esta ocasión estaban llamando a la catástrofe, provocando a la fatalidad, retando a las moiras desde la misma génesis del proyecto al que bautizan como C.H.U.D. antes de que ocurra nada malo. Si le llamas Canibalistic Humanoid Underground Dwellers a tus soldados ¿Por qué luego te sorprendes cuando se convierten en caníbales, intentan devorar a la gente y se esconden en las alcantarillas? Elige otro nombre, por mucho que le duela a los traductores de títulos ¡Elige otro nombre!

Como la primera entrega es una insípida película de terror que más bien da risa en la segunda los creadores debieron pensar, no sin cierta lógica, que si la primera daba risa tal vez estuvieran tocados por la varita mágica de la comicidad. Así que C.H.U.D. 2 es una comedia. Creo. Al menos sale un caniche canibal que se come a un cartero y eso es siempre de mucha risa.


-¡La Bestia!
-¡Pero si sólo es un conejo!
-Caniche.
-Eso.

En realidad es como si James Cameron se hubiera vuelto loco haciendo Aliens y hubiese convertido al monstruo de Giger en un patán torpe y despistado que no parase de sembrar el caos con divertidos equívocos provocados por su simpática estupidez.

Los monstruos radiactivos de la primera película han sido sustituidos por unos zombies bobalicones que no paran de morder a sus víctimas fuera de plano. C.H.U.D. 2 carece de la dosis mínima de gore que una película de sus características requiere y todos sabéis que la falta de sangre y vísceras es una de las cosas que más nos llenan de furia en la Papada de George Lucas. Una película de caníbales sin sangre es como una tortilla de patata sin cebolla, una canción heavy sin sólos de guitarra o Jose María Iñigo sin su peluquín.

Al menos la historia tiene ritmo y resulta mínimamente entretenida por lo imbécil que es todo.

El proyecto C.H.U.D. ha sido cancelado y van a destruir los restos del último de sus especímenes, pero claro, no lo hacen inmediatamente, deciden dejarlo para el día siguiente. No tienen en cuenta a un par de descerebrados estudiantes de instituto que después de perder un cadáver de su clase de ciencias deciden ir al hopistal a por otro preocupados porque les puedan suspender el curso si no lo hacen. Evidentemente un proyecto de alto secreto y riesgo nuclear como el C.H.U.D está fuertemente vigilado y... no, espera, no hay nadie vigilándolo y se llevan al bicho alegremente a sus casas donde lo resucitan electrocutándolo accidentalmente y da comienzo la invasión C.H.U.D.

De todas formas la invasión no es muy ágil porque Bud el C.H.U.D (que así se llama el especimen que resucitan) se enamora de una compañera de clase de los dos idiotas que le rescataron. Así que se pasa toda la película persiguiéndola lentamente y sólo muerde a gente así como de pasada y como quien no quiere la cosa.

Al menos la película resulta un documento histórico interesante porque nos recuerda palabras que ya no se usan y frases para ligar que nunca deberían perderse en el olvido.


-Hola, ¿estás sóla?

Pese a la remolonería de Bud el ejército de C.H.U.D's se va ampliando poco a poco y para Halloween ya son unos cuantos. Desde aquí os reto a recordar todas las peliculas que podáis que transcurran durante la noche de Halloween y en las que en algún momento alguien confunda a monstruos de verdad con gente disfrazada. Si nos esforzamos un poco creo que llegaríamos a las quinientas. Por supuesto C.H.U.D. 2 es una de ellas.

Como en tantas otras películas de terror los productores de C.H.U.D. 2 utilizan la estrategia de fuegos artificiales consistente en mantener la película en unos niveles de mediocridad constantes durante casi todo su metraje para al final gastarse todos los recursos en las últimas escenas en una traca final que al menos deje un buen sabor de boca al espectador.
En C.H.U.D. 2 no sólo hay muchas explosiones en la última escena, también se produce la declaración de amor de Bud a la chica que lleva persiguiendo desde el principio de la película. Bud le entrega su corazón a la mujer que ama pero esto no es Shrek y la cosa acaba regular.


El trampolín, mejor vía de escape posible después del callejón sin salida y la mina abandonada.

Pese a la escena anterior, en rasgos generales, C.H.U.D 2 es una película bastante blanda, con un humor bienintencionado y apto para todos los públicos, lo que suele significar puta mierda.

De hecho tal vez el mejor chiste de C.H.U.D. 2 sea esta chorrada inmensa que se oye en segundo plano.

Hijosdeputa de vecinos ¡Se merecen que se los coman los C.H.U.D.'s!

Lo mejor:

  • Tiene un buen ritmo y no aburre.
  • Sale un caniche zombie, o C.H.U.D, o lo que sea.Tampocoestoy seguro de que sea un caniche, para mi caniche es sinónimo de perro pequeño. Como hippie es sinónimo de aquel que diferencia más de tres razas de perros.
  • Una de las mejores declaraciones de amor de la historia del cine seguida de una muerte a la altura.

Lo peor:

  • Muertes fuera de plano y nada de gore.
  • Humor blando.
  • El final deja el camino abierto a una posible tercera entrega que de momento no existe pero viendo la moda de remakes y secuelas ochenteras me temo lo peor.
He enviado los pros y los contras a la NASA y en un informe de más de 500 páginas han decidido que su puntuación sea de dos papadas.

El fantasma del bikini invisible (1966)

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Me gustaría empezar este post hablando de expectativas y decepciones. Cuando tu madre prepara croquetas para cenar tus expectativas de disfrutar de una cena suculenta que haga vibrar intensa y humedamente a tus papilas gustativas se disparan. Cuando descubres que está haciendo croquetas de pescado la decepción es monumental.

Lo mismo pasa con El fantasma del bikini invisible. El título no avecina nada bueno en absoluto pero al menos piensas ingenuamente que se verán tetas. No hay que ser Einstein: bikini invisible=tetas.

Pues no.

Avatar (1966)

¿Para eso inventaron el croma? ¿Para tapar tetas con sujetadores verdes?. Parece una historia de ciencia ficción en la que los adelantos tecnológicos al principio son maravillosos pero finalmente se convierten en una pesadilla. ¡Tetas invisibles! La rebelión de los robots no es nada comparado con esto.

El caso es que en ese momento tienes la disparatada idea de que quizás la película esté jugando al mundo al revés: Igual no hay tetas como parecía indicar el título pero a lo mejor la película es buena como NO parecía indicar el título.

Pues tampoco.

El Fantasma del bikini invisible cuenta la historia de un millonario recién fallecido, Hiram Stokely, interpretado por un Boris Karloff otoñal, que desde el más allá intenta evitar que su abogado usurpe la herencia que él ha decidido otorgar a tres completos desconocidos. Para ello cuenta con la ayuda de su mujer, fallecida muchos años antes que él, y de su infame bikini invisible.

La película es una mezcla nefasta entre el peor de los episodios de Scooby-Doo y La herencia de la tía Agatha. El Cluedo no, La herencia de la tía Agatha que era lo mismo pero más cutre.

Desde el principio Hiram sospecha de su abogado y considera que es un ser malvado y despiadado lo que nos hace pensar a nosotros que Hiram es imbécil por no haberlo despedido antes. Pero bueno, también ha decidido darle su herencia a una gente que no conoce de nada así que no parece una persona muy dada a hacer cosas lógicas.

De todas formas la trama tampoco es demasiado importante porque rápidamente aparecen unos hippies en la casa del finado y empiezan a bailar sin ton ni son mientras tú intentas recordar por qué estás viendo esa película.



Solo falta Adam West.

Lo peor de estas escenas de baile es que no puedes reprimir pensar en que quizás tus padres en algún momento hayan bailado algo parecido y que quizás tras el sofoco de alguno de esos bailes ridículos haya tenido lugar tu concepción.

Aparte de los hippies vienen unos moteros, un indio, varios secuaces del abogado malvado y un mono gigante llamado Monstro para acabar de completar el guateque y la sensación del espectador de no saber qué está pasando.


¡Aquí está Johnny!

La película es una sucesión de chistes tan ridículamente ingenuos que a su lado el Show de Benny Hill parece una cota insuperable de humor sofisticado y fino. No tienen vergüenza en recurrir una y otra vez a golpetazos, forzados juegos de palabras y equívocos ocasionados por la miopía de uno de los personajes y todo acompañado de sonidos de dibujo animado.



Jejeje, se disfraza de lámpara, ¡Qué ingenioso!...
Mi cianuro por favor...


Como en todo buen episodio de Scooby Doo el plan de los malos consiste en disfrazarse de monstruos y asustar a los buenos hasta que salgan huyendo. ¿Si a Scooby Doo le funcionó durante temporadas y temporadas por qué no iba a funcionar en el cine? No lo sé, no me importa, pero definitivamente no funciona.

-¡Copón! ¡Cómo cambias sin maquillaje!


Por supuesto al final todos cantan y bailan, el abogado malvado pierde y Boris Karloff cumple su objetivo de darle su dinero a unos desconocidos en lugar de dedicarlo a causas más nobles como a construir una máquina del tiempo para evitar que se invente el croma que en el futuro nos dejará sin tetas.

Lo mejor
  • Salen Nancy Sinatra y Boris Karloff.
  • Es corta.
Lo peor
  • Se hace MUY larga.
  • Cantan y bailan mucho y sin ningún sentido.
  • Chistes espantosos.
  • Incumple las expectativas de tetas. ¡LAS INCUMPLE!